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En 2021 y más allá, esforzarse por llevar una dieta que sea buena para ti, pero también para el planeta, podría ser una de las prioridades de tu lista de propósitos. Ahora más que nunca, es importante que todos nos tomemos el tiempo necesario para reflexionar sobre el impacto que nuestras elecciones alimentarias podrían tener en el medio ambiente.
La producción de alimentos es responsable de alrededor del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Alrededor de un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo se desperdicia
Toda esta charla ecológica puede resultar abrumadora al principio, pero llevar una dieta más ecológica no tiene por qué ser complicado ni caro. Con unos sencillos ajustes ecológicos en tus comidas diarias y en tus hábitos de compra, puedes echar una mano al planeta.
Incluso los cambios más pequeños del día a día pueden suponer una enorme reducción de tu «huella alimentaria» climática a lo largo del tiempo, especialmente si eres constante con ellos.
Cómo comer de forma más sostenible
Coge el cuchillo y el tenedor (sin plástico, por supuesto) y come para conseguir una dieta ecológica con estos sencillos consejos, cambios y ajustes…
Elige alimentos integrales
Elegir alimentos integrales naturales no sólo es mejor para la salud. También es bueno para el planeta y el bolsillo.
Los alimentos ultraprocesados requieren un proceso que consume mucha energía y muchos envases antes de acabar apilados en las estanterías del supermercado. En cambio, los alimentos integrales, como la fruta, la verdura, los frutos secos, las semillas, los cereales integrales y las legumbres, suelen tener una baja huella medioambiental por ración.
Elige alimentos integrales siempre que puedas, y mejor aún si puedes comprarlos a granel y usar tu propia bolsa. Esto puede ser tan sencillo como comprar unas cuantas patatas sueltas para hornearlas en casa, en lugar de una bolsa de patatas fritas congeladas ya hechas; o cocinar desde cero, en lugar de coger una comida preparada.
Reducir el plástico de un solo uso
El plástico es un problema. Se acumula en los vertederos, perjudica a la fauna y la flora y contamina nuestros océanos. Puede parecer que el problema del plástico es tan grande que tus esfuerzos individuales no van a marcar la diferencia, pero cada pequeño cambio es un paso hacia un planeta más verde.
Reducir los plásticos en la cocina
Prueba estos sencillos consejos para reducir tu propia huella de plástico:
- Compra de forma inteligente: si puedes, prefiere los productos con menos envases de plástico. Compra fruta y verdura a granel si está disponible. Se trata de tener el plástico en la cabeza mientras compras.
- Abandona el agua embotellada: ¿Sabías que en el Reino Unido se utilizan cada año 7.700 millones de botellas de agua de plástico? Si no has comprado una botella reutilizable, es un gran paso hacia un estilo de vida más ecológico.
- Lleva una bolsa reutilizable: Probablemente ya lo estés haciendo, pero si no es así, es un pequeño cambio con un gran impacto.
- Compra un vaso reutilizable: ¿Te gusta el café para llevar? Compra un vaso reutilizable y llévalo contigo la próxima vez. Además, a menudo obtendrás un descuento en tu café: ¡ganas!
- Compra a granel: Si ves productos no perecederos en paquetes grandes, es lógico que los compres si puedes. A la larga, es más barato y se reduce la cantidad de plástico utilizada.
- Prueba las tiendas de residuo cero: Dirígete a tu tienda local de cero residuos/libre de plásticos con tus propios envases. Están apareciendo por todas partes y venden de todo, desde frutos secos hasta harina.
- Elige lo local: Ya sea en la frutería de la calle, en el mercado semanal de agricultores o en una tienda de productos agrícolas, elige productos locales, siempre que puedas. Los productos locales suelen venir sueltos, en lugar de envueltos en plástico de un solo uso.
Reduzca el desperdicio de alimentos
En todo el mundo, un tercio de los alimentos producidos se desperdicia, y la friolera del 8% de los gases de efecto invernadero provienen sólo del desperdicio de alimentos. Parte de esto ocurre a lo largo de la cadena de suministro, pero gran parte ocurre dentro de nuestros hogares, lo que (en el lado positivo) significa que todos tenemos la oportunidad de marcar la diferencia.
He aquí algunas formas sencillas de ayudar a combatir el problema mundial del desperdicio de alimentos, tanto en las tiendas como en casa.
- Comprueba antes de comprar: Evita comprar de más tomándote un tiempo para comprobar qué alimentos tienes ya en la nevera antes de hacer la compra.
- Planifica tus comidas: Planifica tus comidas con antelación y anota todos los ingredientes que necesitan. Así, sólo comprarás lo que realmente necesitas.
- Piensa antes de tirar: Las verduras que ya no están en su mejor momento pueden utilizarse en sopas y batidos, mientras que el pan un poco duro sigue siendo un buen pan rallado.
- Compra verduras feas: ¡No hay que discriminar las verduras! Las verduras con problemas o ligeramente magulladas siguen teniendo un buen sabor y, al comprarlas, puedes evitar que las tiren a la basura a la hora de cerrar.
- Guarda los restos: Desde las cáscaras de las patatas hasta las puntas de las zanahorias, no hay necesidad de tirar los restos de las verduras a la basura. Mézclalos en sopas, salsas, salsas o prueba a encurtirlos.
- Empieza a congelar: La mayoría de las sobras de la cena se pueden congelar y son un buen almuerzo rápido en un día ajetreado. Muchas frutas y verduras se congelan bien, aunque algunas deben hacerse puré o escaldarse antes; nada que no pueda solucionar una rápida búsqueda en Google.