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Uno de los mayores problemas para poder asistir al gimnasio con normalidad es la falta de tiempo. Unir la vida laboral y familiar es complicado, y si encima sumamos el tiempo que queremos dedicar al deporte, a veces resulta imposible. Por eso una de las soluciones para poder aprovechar mejor el tiempo es ir con tu pareja al gimnasio. Muchos son los beneficios de esta práctica.
Junto no significa hacer lo mismo
La costumbre de ir en pareja no quiere decir que en cada momento se estén realizando los mismos ejercicios. Es probable que él quiera realizar más pesa y ella más cardio, o que uno de los dos desee asistir a una clase dirigida. Esto no debería ser un problema, seguro que hay momentos en los que ambos coinciden, y en caso de no haberlo, es cuestión de llegar a un acuerdo.
Una de las fórmulas es realizar los estiramientos juntos nada más llegar y algo de bicicleta o cinta de correr cuando se acaba. Si el gimnasio cuenta con piscina, un chapuzón con la pareja puede ser relajante y ayudará a disfrutar.
Impone una rutina
Si los dos están apuntados al gimnasio y ambos pagan la cuota, lo más probable es que uno siempre esté empujando del otro para ir. Eso es bueno, de este modo, se acabará imponiendo una rutina que ayudará a que la pareja lleve una vida mucho más saludable.
El deporte es una actividad que alegra la vida y nos hace sentir mejor. Pero el descanso que viene después casi es mejor. Llegar a casa ambos cansados y poder disfrutar de una copiosa cena y relajar los cuerpos en el sofá, son cosas que en pareja sientan mejor. La complicidad, el ejercicio, la rutina… Todo ayuda a llevar una vida más sana y agradable, y en pareja es todavía mejor.
El press de banca es uno de los ejercicios esenciales en toda rutina de musculación. La cantidad de músculos a trabajar y la fuerza que se consigue está sobradamente probado. Siempre, al empezar en el gimnasio, será uno de los primeros ejercicios que te recomienden. Pero no es tan sencillo como tumbarse y levantar el peso, hay una serie de reglas para trabajar en lo posible el cuerpo.
La importancia de una buena postura.
Es importante que coloques las plantas de los pies en el suelo, mirando hacia delante, y cuando levantes el peso haz fuerza con ellas, pero sin retorcerte. También deberás arquear la espalda cuando bajes el peso a la vez que aprietas los hombros hacia abajo. No te olvides de meter un poco los codos con el movimiento descendente, para distribuir mejor el peso y no cargar demasiado los hombros.
Al alzar el peso, intenta realizar un suave arco con el movimiento. Algo controlado, por supuesto.
Respira, pide ayuda y no te engañes.
Entre tanto consejo, hay uno esencial: controla la respiración. Cuando desciendas la barra sobre el pecho debes coger aire, que expulsarás con fuerza a la vez que realizas el alzado. Te dará fuerza y controlar la respiración es esencial para enseñar a responder al cuerpo ante los esfuerzos.
Los primeros días o cuando eleves el peso, no dudes en pedir ayuda. Es mejor andarse seguro, no serías el primero que se queda con la barra sobre el pecho sin poder levantarla. Pide al monitor o un compañero que te eche una mano para controlar el peso y ve guiándole.
Como en todo ejercicio, no te engañes ni hagas trampa. La barra debe bajar en lo posible sobre el pecho, nada de dejarla a media altura. Será malo para tus codos y no aprovecharás al máximo el ejercicio.
Y ya sabes, cuando consigas completar bien las series, sube un par de kilos. Este es uno de los ejercicios en los que más se progresa y, sin duda, será de los favoritos.